¿Me conoces?
¿O me conoces solo en botellas?
No tengo miedo de
decidirme entrar
si es que estoy afuera
le canto un cuento macabro
convertido en poema
para librarme de los ojos traidores
que me dieron cariño a medias.
No tengo horario restringido
para recorrer el mundo,
más bien me restrinjo
de meterme en tus asuntos.
Si hablo del pasado
cierro mis ojos y rueda
mi mente intranquila, inquieta
y también un tanto enferma.
Siento el sigilo nervioso
maquinando algunos planes
para privarme absolutamente
de casualidades,
ven, acércate
y destápame algunas verdades
sin culpa
sin remedio
y sin cordialidades,
dame un gesto honesto
del cual pueda fiarme
para entenderte un poco
o para auto-disculparme.
Camino sin rumbo
para lograr liberarme
pero mientras más me alejo
más se siente el desaire.
Desdichadamente me mira la luna,
intentando alumbrarme
pero yo ya estoy a oscuras
como una rabia dura
o una enfermedad sin cura
me retuercen lentamente
los recuerdos en penumbra.
Intento escuchar
los argumentos colectivos
pero nada me convence
porque no tienen motivos,
sus ideales están podridos
como el cuarto en el que escribo
agonizando de lunes a domingo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario